
[Reseña] Novocaine, Sin Dolor: Un chiste largo y doloroso
Lo que más duele siempre es el amor.
Cuando la vida da una vuelta en ciento ochenta grados, no queda más tratar de enfrentarla con la mayor gracia posible. Eso es lo que le sucede a Nathan Caine (Jack Quaid), un retraído sub gerente de banco incapaz de sentir dolor físico (pero si emocional) y que, de un momento a otro, se transforma en héroe. O vengador. Sin duda, depende del punto de vista.
Un día normal en la vida de Nathan se trata de, básicamente, mantenerse vivo. El protagonista sufre de una condición genética extremadamente rara llamada insensibilidad congénita al dolor con anhidrosis (CIPA, por sus siglas en inglés) y, básicamente, quienes sufren este trastorno no son capaces de sentir dolor, cambios de temperatura ni sudar. Por eso nuestro, protagonista calcula muy bien todos los pasos que da ya que, sin darse cuenta, podría provocarse o exponerse a cualquier herida potencialmente mortal.
Dejando en claro el estado de salud del personaje principal, todo sucede muy rápido en pantalla y nos enfrentamos a una película de acción y comedia romántica que no tiene mucha lógica pero es muy veloz y, también, bastante gráfica. Si son personas que sufren al ver sangre o fracturas expuestas, la advertencia está hecha. Vayan a verla con cautela.
El conflicto central se debe a que Nathan, es un romántico nerd empedernido -personajes que Jack Quaid hace muy bien- que está enamorado hace meses de una compañera de trabajo llamada Sherry (Amber Midthunder) pero no hace nada al respecto más que crear escenarios imaginarios y romantizar algo que no existe… Hasta que ella si toma la iniciativa, lo invita a almorzar y luego a una cita en un bar.
Después de la mejor noche de su vida, y al fin dispuesto a modificar un poco las conductas que lo mantienen con vida, el banco donde trabajan sufre un robo, Sherry es tomada rehén por unos ladrones vestidos de Santa Claus y, en un abrir y cerrar de ojos, el cauto Nathan deja su vida de restricciones para lanzarse en una heroica e irracional misión de rescate repleta de secuencias donde demuestra su nula habilidad de sentir dolor, pero llama tremendamente la atención como puede ser tan buen peleador, si es algo que ha esquivado toda la vida.
Las secuencias de pelea, bien orquestadas y coreografiadas, se vuelven repetitivas. Golpe, no hay dolor, nuevo golpe, mueca de burla o comentario inteligente respecto a las heridas, devolver golpe, recibir golpe. La primera vez es inesperado, pero después de un par de veces se vuelve monótono. Lo que si impresiona es la habilidad del guionista Lars Jacobson de crear escenarios violentos donde herir a un cuerpo que no demuestra el daño infligido.
Nos encontramos con una película rápida (dura menos de dos horas), sangrienta, con ciertos alivios cómicos pero no de grandes carcajadas. A pesar de la violencia un poco gratuita, sirve para pasar un buen rato y no darle más vueltas al asunto. Los personajes no tienen mayor profundidad (Jacob Batalon pasa sin pena ni gloria, y Ray Nicholson no convence en lo absoluto como villano, a pesar de tener la sonrisa de su padre). La cinta se deja querer, pero no está ni cerca de ser una obra maestra de la acción aunque es probable que, como Duro de Matar, se transforme en un clásico de acción involuntario de navidad.
Novocaine, Sin Dolor ya se encuentra disponible en los cines chilenos.