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[Reseña] Mickey 17: Absurda realidad

¿Qué se siente al morir?

Bong Joon-ho tiene una formidable habilidad para capturar la absurda realidad en la que vivimos. Desde la familia que busca ser parte de un mundo que jamás los aceptará de Parásitos a la fábula anticapitalista de Okja, pasando por el tren como reflejo del sistema posmoderno de Snowpiercer a la torpeza policial de Memorias de un Asesino, el cineasta surcoreano logra hacer universales sus historias en las que la sátira social es constante.

Esto vuelve a quedar de manifiesto en Mickey 17, donde la ciencia ficción es tan solo una excusa para hablar sobre lo desechable de los trabajadores en un mundo explotado por la clase burguesa. Puede suceder en un futuro distópico, pero se siente muy cercana a la absurda realidad en la que vivimos, especialmente ante los reciente sucesos globales y el incremento del capitalismo tecnológico.

Inspirándose en la novela Mickey 7 de Edward Ashton, Joon-ho nos entrega su película más accesible a la fecha. Ahí se nos presenta a Mickey Barnes (un tremendo Robert Pattinson), un tipo al que nada le estaba saliendo bien en una Tierra dejada a su suerte. Por ello, opta por huir del planeta y se une a una expedición a otro mundo como un "prescindible": trabajando en misiones demasiado riesgosas para cualquier humano, una tras otra, es vuelto a imprimir cada vez que muere. Básicamente, morir para ganarse la vida.

Tras ser dado por muerto, Mickey (que ya va en su versión 17) logra sobrevivir y regresa a la nave espacial, sin saber que ha sido reimpreso y que la existencia de múltiples se castiga con la muerte de todas las copias.

No hay segundas lecturas en lo que hace Joon-ho con esta historia. Los mensajes son claros y directos, evidenciando lo espeluznante del modelo capitalista en el que todos somos individuos completamente desechables. Nadie es esencial, todos podemos ser reemplazados y el trabajo seguirá siendo el mismo. Esa cadena no se romperá.

En Mickey 17 -el cineasta aumentó el número del título original de la novela, Mickey 7, para matar más veces a Pattinson- se llega al punto en el que se deshumaniza a nuestro protagonista. Total, su trabajo es morir. Las copias salen una tras otra y la tripulación está más interesada en saber qué se siente morir que en preocuparse realmente por Mickey.

Pattinson eleva el material con su potente interpretación, o interpretaciones, de Mickey, logrando que ninguna sea realmente igual a la otra. Cada versión de Mickey es diferente, especialmente Mickey 17 y Mickey 18, provocando un conflicto con él mismo y llevando a preguntarnos qué nos hace únicos. Cambio de voces, postura, gestos, movimientos, tonos. Lo que hace Pattinson es tan brillante al punto de no poder imaginar esta película sin él.

El resto de la tripulación no se queda atrás, con Mark Ruffalo y Toni Collette como extravagantes y conservadores tiranos que esconden su demoniaco ser bajo su caricaturesca presencia. Los líderes más peligrosos siempre son los más encantadores. Mientras que Naomi Ackie resalta como la tripulante de mayor corazón de la nave, Nasha, siendo el mejor representante de esa humanidad a que debemos aspirar, bondadosa con quienes lo merecen e implacable con los abusadores.

También se entra en terreno del colonialismo con la presencia de la especie nativa en el planeta al que llega esta expedición espacial, donde Joon-ho vuelve a abordar nuestra relación con la naturaleza en un llamado a la convivencia armónica. El futuro no se puede lograr a costa de destrozar a otras especies que estuvieron ahí antes que nosotros.

El autor surcoreano ganador del Oscar por Parásitos quiere hablar de muchos temas en esta película y no da en el clavo siempre. Es la película más Joon-ho de Joon-ho al reunir todos los elementos por los que transita en su filmografía, llevando a que no todo termine por cuajar en la mezcla. Aunque bajo esa capa tragicómica que abunda en la obra de Joon-ho, que lo reúne con el compositor Jung Jae-il que amplifica la emoción o lo absurdo de cada escena, hay una mirada muchísimo más optimista por parte del cineasta.

Nada mal para un blockbuster masivo, con Joon-ho demostrando que una superproducción sí puede ser más que espectaculares efectos especiales, que los hay y de primer nivel, y gigantescos presupuestos, hablando de esa absurda realidad en la que vivimos con un lenguaje universal.

Mickey 17 no será su mejor trabajo, pero sí es el más accesible y una perfecta puerta de entrada para conocer a un cineasta fenomenal que no busca encasillarse de ninguna forma.

Mickey 17 ya está en cartelera en los cines chilenos.